Es solo una cuestión de actitud (entrevista)
Entrevista de Montevideo.com a Lic. Fabiana Palmigiani
La nutricionista Fabiana Palmigiani realiza un abordaje integral para la pérdida de peso y, sobre todo, para el cambio de hábitos alimentarios.
Con técnicas extraídas de la Programación Neuro Lingüística, el coaching, la meditación y la hipnosis, además de planes nutricionales a medida para cada usuario, desarrolló un método de trabajo que compartirá en una charla gratuita organizada por Saludable, una empresa dedicada a la elaboración y entrega diaria de comidas gourmet con calorías controladas.

"La dieta inteligente. Un nuevo concepto en alimentación" es el nombre de la charla, tercera de un ciclo de cinco organizados por la empresa, que se realizará en el Auditorio del World Trade Center, sin costo pero con inscripción previa, el sábado 21 de setiembre, de 10 a 11.30 horas. Con ella conversamos sobre este novedoso abordaje de la alimentación.
"Desde una concepción arcaica, la nutrición generalmente se manejó dentro del qué comer, a veces la frecuencia, pero en general se hablaba de qué cosas comer y en qué cantidad. Ahora, este nuevo tipo de concepción se basa más en cómo comer: cómo se debe respirar mientras se come, cómo se debe sentar la persona cuando come, qué es lo que debe pensar, cómo se debe hablar a sí mismo, porque nos hablamos a nosotros mismos todo el tiempo. Cuando no estamos hablando a otros, estamos en un proceso mental", explicó la profesional.
"Generalmente tenemos muchas emociones y pensamientos negativos. Lo que busca esta concepción es cambiar lo negativo por pensamientos e ideas positivas, lo que hace que sea más cómodo, ameno y positivo el proceso de cambio", apuntó.
En la charla, Palmigiani planea dar algunos "tips" para modificar ese "cómo" nos alimentamos: "cómo debe ser el tamaño del plato, si hay que comer todo o dejar algo, empezar a ver otros aspectos que generalmente no se tienen en cuenta y que son fundamentales a la hora de encarar un plan de alimentación, hacerlo con eficiencia, y hacerlo disfrutable".
Palmigiani se resiste a hablar de "pacientes" cuando alguien llega a su consulta, "porque la persona que está frente al nutricionista en este enfoque nunca es un paciente, nunca es un ser que espera que el otro resuelva, son protagonistas de su propia historia".
La zona de confort y la zona mágica
"Cuando una persona piensa en hacer una dieta pero todavía no actuó, está en una zona de confort. Eso quiere decir que está parado en un momento de su vida en el que está cómodo, pero quiere cambiar algunas cosas. Cuando da el primer paso en el cambio de hábitos, se pone incómodo.
El usuario tiene que saber que va a estar incómodo por un tiempo", explicó la nutricionista.
El siguiente paso, luego de esa incomodidad inicial, es llegar a lo que la profesional llama "la zona mágica", un concepto extraído del coaching.
"Es una zona donde pasan cosas muy buenas. Por ejemplo, estoy un tiempo haciendo un plan de alimentación y sin darme cuenta, en un tiempo hay hábitos muy positivos que ya forman parte del inconsciente, es decir que voy a estar haciendo cosas muy buenas sin darme cuenta. Lo que se busca es concientizar aspectos positivos que empiezan a formar parte de mis nuevos hábitos y que, por repetición, llega un momento en que pasan a ser automáticos", comentó.
"Le pasa a muchos usuarios, que vienen a la consulta y me dicen que fueron a un cumpleaños y se comieron dos o tres sandwiches. Y cuando les pregunto cuántos comían antes... eran muchísimos, eran incontables. Ahí ves que hicieron un click, porque están cuestionándose el haber comido dos sandwiches, que podrían estar perfectamente planificados para que los coma en esa situación. O algunos más, incluso", ejemplificó.
"Cuando hay una motivación intrínseca muy grande, la zona de incomodidad es mucho menor. Cuando la motivación es más baja trabajamos mucho en eso, en visualizarse en el futuro, en cómo se quiere ver, cómo se quiere sentir, cómo tiene que pensar para lograrlo", dijo Palmigiani, que tiene un master en Programación Neuro Lingüística y pone todos sus conocimientos en juego al momento de abordar a un usuario.
También recurre a la meditación, y a la hipnosis Eriksoniana que, describió, "es un proceso de hipnosis conciente, la persona sabe dónde está, pero se la induce lentamente a un proceso de relajación donde empieza a visualizarse de otra forma, a buscar su propia esencia, cómo debería verse, cómo se siente cuando se ve con su nueva imagen".
Nos sobran los motivos
Uno de los principales trabajos con el usuario (no "paciente") es la motivación. "Se trabaja mucho en el para qué, para qué quiero lograr esto. Y no es 'quiero bajar de peso'.
Quiero lograr eso porque tengo algo mucho más grande que el peso, que es una motivación que tiene que ver con lo emocional. Puede ser por muchísimas causas, pero tiene que ser personal. No es para que los demás me vean bien o se sientan bien, tiene que partir de mí. Es una concepción desde el autocuidado", señaló.
No es un proceso "mágico" ni rápido, como el de muchas dietas que se promocionan con grandes carteles y testimonios de éxito.
"Para cambiar hábitos la persona precisa unos seis meses aproximadamente, aunque haya logrado el peso que quiere. Mínimo tres meses de trabajar todas las semanas con objetivos, metas, visualizaciones y una planificación individualizada", destacó.
"El objetivo principal es mantenerse, que es más difícil que bajar de peso. Mi éxito como profesional es encontrarme a la persona en dos o tres años y que esté igual, o con dos o tres kilos de más por algún hecho puntual, pero no más. Ahí me aseguro que la persona tiene su conducta alimentaria cambiada. Que ya no es una preocupación: esa persona ya piensa como flaca, camina como flaca, habla como flaca y vive como flaca".

Tres claves para el éxito
Más allá de los varios "tips", Palmigiani identificó tres recomendaciones básicas para realziar un abordaje de este tipo."La primera recomendación es empezar a identificar las emociones negativas que tenemos, que nos llevan a comer, y que no son ansiedad pura. Está mal usado el término ansiedad. Y cuando hay una emoción negativa, siempre hay que cambiarla por una positiva", apuntó.
"Cuando una persona inicia un proceso y comienza a darse cuenta de sus emociones negativas, y las empieza a cambiar, llega a darse cuenta de que tiene muchas más emociones positivas que negativas. Entonces lo primero sería empezar desde lo emocional, no desde lo nutricional", agregó.
"En segundo lugar, establecer objetivos, metas y conectarme conmigo: para qué estoy haciendo esto, con qué emoción positiva me estoy conectando", continuó.
Finalmente, "la tercera pata del proceso sería la planificación nutricional. Porque uno elige los alimentos de acuerdo a sus emociones, pero los alimentos también manejan las emociones, porque lo que hacen es estabilizar o desestabilizar todo un sistema: el ritmo circadiano, los neurotransmisores, las hormonas... todo eso está supeditado a lo que pienso y a lo que como: es un círculo.
Esta es una concepción de que somos un todo, no somos una mente, un hígado un páncreas... todo funciona en armonía. O en desarmonía y ahí tenemos que corregir para estar lo más equilibrados posibles, porque la salud es un estado de equilibrio.
2015 Montevideo Comm / Fabiana Palmihiani de Palmigiani Nutrición Integral